Votación

III Premios Buenas Prácticas

SALUD MENTAL ESPAÑA

null

¿Quieres votar por esta Buena Práctica?

ADAPTACIÓN Y FLEXIBILIDAD EN TIEMPOS DE PANDEMIA

null
Adaptación de los recursos, productos y servicios de la entidad en 2020

¿Qué se quería conseguir con el desarrollo de esta Buena Práctica?

Con el confinamiento de marzo de 2020 la realidad de muchas personas, entidades y colectivos se vio muy afectada.

De golpe, todo se paró y con ello, se nos plantó un gran reto a las entidades que trabajamos en el ámbito de la salud mental.

Primero de todo, pusimos mucha atención al cuidado de la salud mental de las personas que coordinamos la entidad.

Con ese cuidado del equipo nos fue mucho más fácil poder reinventar la atención que se llevaba a cabo desde Aixec para poder dar nuevas respuestas.

Nuestro principal objetivo, y que consideramos una buena práctica, fue poder hacer llegar al máximo número de personas la atención que realizamos desde Aixec a pesar de la distancia que estaba poniendo el COVID y que ésta respondiera a las necesidades reales y expresadas por las propias personas con sufrimiento mental.

A menudo, las cosas más invisibles o sutiles son las más importantes. Las dinámicas de las entidades suelen ser rígidas, ya sea por creencia o porque el día a día dificulta que haya flexibilidad o que se cambien las maneras de hacer.

Nos marcamos como objetivo acercarnos a las personas y transformar los servicios de forma rápida para poder seguir trabajando en la nueva situación (primero de confinamiento domiciliario y luego de grandes restricciones de movilidad, aforo…).

No quisimos conformarnos con no poder hacer las cosas, así que buscamos las maneras de poder adaptar cada servicio, cada taller, cada actividad al máximo para no dejar de acompañar y crear espacios de comunidad y soporte colectivo.

Queríamos que no se cerrara y poder mantener al máximo el acompañamiento presencial, siempre respetando al máximo la seguridad de las personas implicadas y de la comunidad, en relación con el COVID.

Hablamos de una alta flexibilidad y capacidad de adaptación que valoramos como innovadora en tanto que nunca habíamos vivido una situación así. Hemos sido capaces de reinventarnos para hacer frente a la situación.

¿Qué se ha hecho para conseguirlo?

Nos volvimos flexibles. Nos pusimos a escuchar a las personas, a estar allí. Ofrecimos presencia y sostén. Nos lo ofrecimos mutuamente. Nos pusimos a pensar y reformular todo lo que hacíamos para no parar.

Durante el confinamiento, momento en el que no pudimos dar servicio a las personas de forma presencial, estuvimos dando atención telefónica, sobre todo.
En poco tiempo organizamos encuentros online para todas aquellas personas que pudieran conectarse.

Había mucha gente con acceso a internet y con dispositivos móviles pero que no sabían usarlos. Se hicieron videos y tutoriales adaptados para que la gente pudiera seguir los pasos y aprender a conectarse en una video llamada, por ejemplo.

Para la gente sin conexión, buscamos alternativas como las llamadas o los mensajes. Elaboramos “Archivos de confinamiento”.

Un proyecto que pretendía dar forma al sentir y al sufrimiento que había en un momento tan duro como el del encierro en casa.

Se recogieron diferentes propuestas artísticas (dibujos, pinturas, videos, fotos, escritos, canciones, …). Producciones que la gente nos mandaba. Y con todo ese material se editó un documental participativo.

¿Qué se ha conseguido?

Se ha conseguido mantener la mayoría de las actividades. Hemos tenido que modificarlas y adaptarlas, pero seguimos dando respuesta, mayoritariamente de forma presencial, a las necesidades y demandas expresadas por las propias personas con problemas de salud mental.

La organización de los nuevos espacios y servicios tales como Club Social, Club de Jóvenes, talleres que forman parte de la Red Sin Gravedad, se ha hecho siempre con la implicación de las personas que participan en estos espacios.

Siempre trabajamos con esa implicación y, ahora, también. Hemos construido entre todos y todas, aportando ideas, ofreciendo diferentes posibilidades, y jugando con la imaginación, ya que en estos tiempos la hemos necesitado mucho.

Ha habido un proceso de transformación y adaptación que no habría sido posible sin la implicación de todos y todas.

Hemos trabajado con centros cívicos, casales de barrio, espacios de la comunidad, para poder mantener la programación que teníamos con ellos.

Se han adaptado las salas (más grandes, menos aforo, ventilación, desinfección). Creemos que la atención a la salud mental no se tiene que abandonar y tiene que ser desde una perspectiva transversal.

¿Qué ha mejorado gracias a la Buena Práctica?

Se ha reducido el aislamiento social. Hay personas que han expresado la necesidad de tener un soporte para salir de casa, han expresado la necesidad de tener que formar parte de lo colectivo, volver al contacto entre personas.

Gracias a los cambios realizados en los servicios y proyectos, y gracias a la flexibilidad se ha podido generar más espacios de soporte mutuo.

El hecho de no haber dejado de atender y poder reformular lo que solíamos hacer, nos ha permitido tener una sostenibilidad económica y social.

Las personas que formamos parte del equipo, hemos continuado trabajando. Y la entidad ha podido mantener y sostener sus recursos.

El aislamiento afecta a más número de mujeres que de hombres. Además, hay que tener presente, como entidades sensibles a las situaciones vulnerables, que ha habido más casos de denuncias por violencia machista desde el inicio de la pandemia. Con esto queremos destacar que hay que poner un foco de atención al colectivo de mujeres.

Las personas que participan de los talleres, proyectos y recursos, así como las personas trabajadoras, mostramos un grado de satisfacción muy elevado.

Poder mantener espacios de presencialidad en estos tiempos es un gran logro y esto supone una cura y cuidado de la salud mental real.

Estas mejoras se relacionan directamente con muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, destacando sobre todo el hecho de garantizar una vida saludable y promover el bienestar de todas las personas de todas las edades, puesto que es también uno de nuestros objetivos como entidad.

Nuestro modelo de cooperativa, también se relaciona directamente con el objetivo de fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos.

Lo hacemos vigilando la salud en el entorno laboral, adaptando medidas y mejoras continuamente, y apostando siempre por una economía circular y de proximidad. Si añadimos un consumo responsable, a la vez que la utilización de transporte público, el uso de material reciclado, el alquiler o préstamo de bienes en lugar de comprarlos, así como otras medidas sostenibles, también estamos tomando medidas y aportando nuestro granito de arena para combatir el cambio climático y sus efectos.

Queremos remarcar también, el objetivo de promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.

A pesar de que puede parecer un objetivo en el que una entidad como la nuestra tiene poco que sumar, las acciones políticas que tomamos y las sinergias que generamos con otros espacios del territorio favorecen que estemos comprometidas con esa misión colectiva, informándonos de los planes, proyectos y actuaciones, así como participando de manera activa en la gestión del entorno más cercano, ya sea con la implicación en movimientos locales, o en espacios de trabajo compartidos con otras entidades, donde el fin último siempre estará enfocado a la lucha contra la violencia de cualquier tipo, y a favor de la desestigmatización y la justicia del colectivo.

¿Cómo se podría replicar en otras entidades?

Creemos que es un objetivo fácil de replicar en otras entidades, ya que, sobre todo, se basa en seguir trabajando por, para y con las personas. Hay que poner imaginación y recursos. Pero sobre todo estar abiertas a la flexibilidad y a salir de nuestra zona de confort.

Es cierto que se necesitan recursos, pero hay que poder adaptar los que ya tenemos. Durante todos estos meses hemos estado compartiendo con otras entidades qué prácticas son las que nos han funcionado y qué prácticas no.

Compartir recursos, conocimientos adquiridos, noticias sobre lo que podemos hacer y lo que no.

El intercambio, tener relaciones recíprocas con otras entidades permite crecer y crear nuevas maneras de hacer. Supone innovar día a día.

Sobre todo, se trata de construir entre todas las entidades y agentes sociales maneras de seguir promoviendo recursos y puntos de encuentro presencial.
Para replicar las buenas prácticas, en general, es necesario creer que si juntamos esfuerzos ganamos todas las personas. Querer compartir y querer escuchar.

null

¿Quieres votar por esta Buena Práctica?