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III Premios Buenas Prácticas

SALUD MENTAL ESPAÑA

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APOYO PSICOLÓGICO A MUJERES CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL QUE ESTÁN EJERCIENDO LA MATERNIDAD

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Nuevos recursos, productos y servicios de la entidad creados en 2020

¿Qué se quería conseguir con el desarrollo de esta Buena Práctica?

Poner la atención en la experiencia de la maternidad, responsabilidades, emociones, y consecuencias de ejercerla con garantías y de forma funcional. Estas circunstancias se dan en la totalidad de las mujeres que son madres, y entendemos que ser madre supone una dimensión vital excepcional, por lo que desde nuestra entidad hemos querido poner el foco de atención en cómo viven las mujeres con problemas de salud mental sus maternidades.

Cómo se sienten, con quién cuentan, cómo gestionan los periodos de crisis o de desestabilización y qué papel juegan en la crianza de sus hijos e hijas.

Desde el sistema sanitario y desde el sistema social que las atiende existe un vacío de intervención en esa área de sus vidas, lo que supone una vulneración de sus derechos como mujeres y como madres, y el que las mujeres con problemas de salud mental no puedan ejercer una maternidad segura y funcional también supone un factor de riesgo añadido al pronóstico de su problemática.

Queremos poner en valor el ejercicio de la maternidad, y dotar a las mujeres con problemas de salud mental que son madres todo el apoyo psicológico y emocional para hacer frente a este reto, al que toda mujer tiene derecho, protegiéndolas tanto a ellas como a sus hijos e hijas. Queremos abordar y resolver las circunstancias que rodean las maternidades de las mujeres con problemas de salud mental y sus hijos e hijas.

¿Qué se ha hecho para conseguirlo?

Se ha planificado un plan de actuación coordinada con el Equipo de Salud Mental de distrito, para identificar aquellas mujeres con problemas de salud mental que están siendo atendidas por el equipo y derivar a nuestra entidad el abordaje aquellos aspectos de estas mujeres que no están siendo atendidos en materia de maternidad.

Hemos contado con financiación de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y de la Diputación de Córdoba para poder destinar el tiempo y el personal necesario para el logro de los objetivos del programa.

En las instalaciones de la entidad y en horario de tarde se han atendido a las mujeres con problemas de salud mental adscritas al programa y a sus hijos e hijas o familiares o personas de referencia cuando lo hemos visto conveniente.

En estas intervenciones tanto a las mujeres como a los hijos e hijas, se han trabajado, habitualmente de forma individual, las emociones, las capacidades, las expectativas, las carencias y sobre todo la normalización de la probabilidad de que en todas las crianzas surgen dificultades o situaciones donde lo más acertado es pedir ayuda, que los recursos están para utilizarlos, y que cuando somos conscientes de nuestra realidad es más fácil desenvolvernos en esta realidad de forma más funcional, pragmática y positiva.

La perspectiva preventiva ha sido una constante, mientras menor edad tengan los hijos e hijas más probabilidad hay de evitar que estos desarrollen un problema de salud mental en el futuro, por lo que los menores hijos e hijas de mujeres con problemas de salud mental, han tenido preferencia en la atención.

Pero también hemos intervenido con hijos e hijas adultos de mujeres con problemas de salud mental, y cuyo vínculo con sus madres estaba deteriorado, este deterioro se había ido gestando a lo largo de los años de convivencia con un problema de salud mental de la persona a la que más unidos se sentían, en muchas ocasiones estos hijos e hijas se habían enfrentado a un duelo, un duelo donde tenían que aceptar la nueva versión de sus madres, la sensación de fracaso de estas mujeres y la sensación de abandono de estos hijos e hijas es una cuestión que se considerada prioritaria también en el programa.

¿Qué se ha conseguido?

Hemos logrado prestar un servicio que ha recuperado vínculos afectivos entre madres con problemas de salud mental y sus hijos e hijas, mejorando el pronóstico de la madre al reconocerse de nuevo madre y aceptando que no contó con los recursos necesarios, para hacer frente a las dificultades que la crianza de sus hijos e hijas le planteó.

Hemos logrado que hijos e hijas adultas vuelvan a elaborar el duelo que la irrupción del problema de salud mental supuso en el concepto que tenían de su madre, pudiendo con este nuevo procesamiento de ese duelo se despojen de la sensación de abandono y de rencor hacia la madre, aceptando la mujer que es en la actualidad y pudiendo recuperar una relación afectiva que con los recursos adquiridos pueden gestionar con más garantías.

Hemos empoderado a las madres con problemas de salud mental de hijos e hijas menores, para que se enfrenten a su maternidad sabiendo que han de pedir ayuda para determinados conflictos, sin sentirse negligentes en su maternidad, y que hacer uso de los recursos es un privilegio no una desdicha.

Hemos logrado generar confianza en los hijos e hijas menores de madres con problemas de salud mental, asegurándoles que sus vidas no tienen por qué tener más carencias afectivas que el resto de los niños y niñas, solo porque sus madres tengan una dificultad añadida como es un problema de salud mental.

Y hemos acabado con el desplazamiento al que algunas madres con problemas de salud mental se han visto obligadas por su propio entorno familiar o social, al percibirlas como incompetentes para ejercer la maternidad.

¿Qué ha mejorado gracias a la Buena Práctica?

Ha mejorado la percepción de las madres con problemas de ella mismas, ha mejorado la relación entre madres e hijos e hijas adultos, ha mejorado las capacidades para ejercer la maternidad de mujeres con problemas de salud mental, y ha mejorado la coordinación de los agentes implicados en la vida de estas mujeres y sus hijos e hijas, educativos, sanitarios, sociales,…, ha mejorado el mundo emocional de los hijos e hijas de madres con problemas de salud mental, sirviendo esta mejoría como profiláctico a la hora de desarrollar problemas de salud mental de estos hijos e hijas.

Se ha logrado trasladar al entorno familiar y social de estas madres con problemas de salud mental, un concepto realista de la maternidad, y una postura más flexible y respetuosa con el protagonismo que la madre con problemas de salud mental ha de tener en el ejercicio de su maternidad.

Hemos logrado que los agentes implicados entiendan que la maternidad es un aspecto de la vida de las mujeres en general, y de las que presentan un problema de salud mental en particular, es una cuestión que debe ser abordada y atendida.

¿Cómo se podría replicar en otras entidades?

En todos los territorios y en todas las entidades encontramos mujeres con problemas de salud mental y que son madres, por lo que la necesidad existe. Es necesario que estas entidades tengan perspectiva de género a la hora de planificar sus actuaciones.

Coordinación con Salud Mental y Servicios Sociales de su zona. Financiación institucional y profesionales que crean firmemente en los derechos de las mujeres, y que tengan la sensibilidad y preparación idónea para abordar una circunstancia tan compleja como son los vínculos entre madre e hijos e hijas.

Es posible sin duda replicarlo en cualquier entidad, y no solo lo vemos posible, sino que los vemos necesario, y sí antes lo veíamos necesario, ahora con la pandemia, y los cambios vitales a los que nos estamos viendo sometidas las madres de la población general, es imprescindible.

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