V Premios Buenas Prácticas
SALUD MENTAL ESPAÑA
CUIDÁNDONOS ENTRE COLADAS
¿Qué se quería conseguir con el desarrollo de esta Buena Práctica?
En primer lugar, se buscaba dar a las mujeres con problemas de salud mental del entorno rural la oportunidad de adquirir o recuperar las habilidades necesarias para aumentar su autonomía e independencia. En segundo lugar, fomentar su autoestima y percepción de valía, y por último, acceder al mundo laboral con una formación específica.
Se pretende, tras varios años de desarrollo del programa, crear un espacio recuperación, de inclusión y de formación; un espacio en el que las mujeres adscritas al programa puedan dar un paso hacia adelante en su proceso de recuperación. El entorno rural cuenta con muchos factores de protección para las personas con problemas de salud mental, como hemos podido comprobar desde nuestra entidad en más de dos décadas que llevamos apostando por una inclusión real en la comunidad. Pero es obvio, que los problemas de salud mental conllevan a día de hoy algunas actitudes y percepciones por parte de la sociedad que continúan repitiendo patrones de expectativas hacia las personas con problemas de salud mental. Estas expectativas son más rígidas hacia las mujeres, que siguen ocupando el rol de cuidadoras y por tanto su proyección social, formativa y laboral es mucho menor que en los hombres con problemas de salud mental.
Este escenario nos motivó a idear un programa que rescatara a las mujeres con problemas de salud mental de un entorno que les limita la vida, por prejuicios basados en factores de riesgo que en el entorno rural son más perjudiciales, debido al conocimiento, por parte de la comunidad, de las dificultades generadas al padecer un problema de salud mental. Los prejuicios a los que hacemos referencia proceden, en la mayoría de las ocasiones, del entorno familiar, y son, sobre todo, el estigma que se arrastra en una comunidad pequeña desde un primer momento por padecer un problema de salud mental, y al que la familia en muchas ocasiones decide aceptar en lugar de combatirlo. Además, están los roles de género que recluyen a la mujer con problemas de salud mental en su entorno familiar por el miedo a que, como mujer, sus riesgos aumentan al acceder a la vida social. Esta realidad, que no es algo novedoso para nuestro colectivo, sí es algo que en el desarrollo de programas y actuaciones no se ha tenido en cuenta por parte de las entidades, y fue lo que nos motivó a diseñar y planificar intervenciones, atendiendo a esa desigualdad que se constataba con el número de personas que acudían al centro, donde la diferencia entre hombres y mujeres era constatable.
Por tanto, perseguíamos facilitar la incorporación de las mujeres a los recursos, empezando por actividades con las que su vida cotidiana mejorase, y a la vez ejercieran su derecho, si así lo deseaban, de acceder a un empleo, contando para ello con una formación y un entrenamiento específico.
¿Qué se ha hecho para conseguirlo?
El recorrido de este programa cuenta varios años de existencia y con varias versiones y adaptaciones. En primer lugar, hemos conseguido econtar con un espacio en el que poder instalar la maquinaria necesaria fue determinante. Este espacio forma parte de las instalaciones de la entidad, cedido desde hace más de 25 años por el ayuntamiento de la localidad. Por otro lado, se ha adquirido la maquinaria necesaria, que se ha sufragado a través de distintas subvenciones que se nos han concedido. También hemos conseguido un volumen de trabajo que el taller de lavandería gestiona diariamente.
Se pone en marcha el taller de lavandería para prestar el servicio a las personas que conforman nuestro programa residencial, contando en la actualidad con cinco dispositivos residenciales repartidos por la localidad, y en los que conviven 17 personas. Para esta labor, se contó desde el principio con una monitora y con la participación de usuarias y usuarios de forma rotativa. La dinámica del taller se circunscribía a las personas que ya tenían interiorizados los beneficios de participar en actividades y cumplir rutinas, así como la importancia para su recuperación de adquirir habilidades que le proporcionen autonomía e independencia; en el caso del taller de lavandería son la limpieza y el planchado de prendas de vestir y de ropa de hogar.
El prestigio de la entidad en la comunidad propició que la comunidad nos diese la oportunidad de ampliar nuestros servicios, confiándonos el lavado de prendas a titulo particular. Estos servicios se amplían al ayuntamiento con las prendas de las personas que contratan para trabajar en la limpieza de calles y cuidado de jardines; se incorporan también como clientes negocios de hostelería de la localidad y de los alrededores, logrando una clientela considerable. La publicidad de los servicios ha sido la calidad del trabajo realizado. En este punto de expansión entendimos la necesidad de revertir dicho beneficio en personas con problemas de salud mental que no acudían a la entidad, y que por la estrecha colaboración y coordinación con el equipo de salud mental, sabíamos de su necesidad de salir del aislamiento y de recuperar o adquirir habilidades que le den no solo mayor independencia, sino también la oportunidad de conservación de capacidades necesarias para gestionar áreas de su vida y a la vez servir de trampolín laboral. Se les ofreció una formación adaptada y un entorno terapéutico y rehabilitador que se desarrollan en paralelo. Con esta estructuración se coordinó con el equipo de salud mental la invitación a mujeres con problemas de salud mental de nuestro entorno rural a acercarse al proyecto CUIDÁNDONOS ENTRE COLADAS. Ofrecimos una atención y un apoyo emocional y psicológico, así como una ruta de adquisición de habilidades, cuya aplicación queda en manos de los intereses que cada mujer tenga. O bien adquirir más autonomía, la posibilidad de quedar en la entidad y aportar su experiencia a las nuevas compañeras, u optar a un empleo relacionado con las habilidades y conocimientos adquiridos.
¿Qué se ha conseguido?
Consideramos que se han conseguido logros en distintos ámbitos.
En primer lugar, dar visibilidad y particularidad al perfil ocultado y silenciado de las mujeres con problemas de salud mental y del mundo rural. Esta circunstancia en la que se lleva interviniendo más tiempo desde el movimiento asociativo en otros territorios, en el caso de Andalucía no se ha contemplado, y por tanto, no se mejorado en comparación con los recursos con los que pueden contar las zonas urbanas. Como logros, podemos clasificarlos en tres áreas de mejora, expansión y recuperación.
En el aspecto social, y con este nos referimos a incluir en los grupos vulnerables y desatendidos o minusvalorados que lamentablemente la sociedad debe contemplar y en consecuencia intervenir. Un problema de salud mental en una mujer y que reside en el entorno rural es una condena que se asume sin resistencia. Esta circunstancia se ha normalizado, tanto por las administraciones como por la sociedad, y por supuesto, por el entorno más cercano de la mujer. Tomar conciencia por parte de las administraciones cercanas, nos referimos a la administración local y provincial, ha sido un logro importantísimo, puesto que sin la financiación el proyecto hubiera sido inviable. Y sin la confianza de la comunidad en nuestro trabajo, tampoco hubiera tenido la continuidad que ha logrado.
Por tanto, toma de conciencia de las administraciones y confianza de la comunidad. El segundo logro lo podemos situar en la recompensa tanto económica como moral de la entidad. El trabajo silencioso y arduo de las entidades en muchas ocasiones afecta tanto al personal laboral como a las personas con problemas de salud mental que necesitan los servicios de la entidad. Por tanto, cuando se ponen en marcha nuevos retos y estos salen adelante, supone una inyección de motivación y de confianza, y la certeza de que estamos en el camino correcto.
El tercer logro, pero el más importante, puesto que es el objetivo principal del programa, es la salida del aislamiento involuntario o voluntario de las mujeres con problemas de salud mental en el entorno rural. El beneficio de los recursos de los que la entidad dispone, la posibilidad de tener un plan estructurado de recuperación y de adquisición de habilidades, el derecho de todas las personas a sentirse útiles cuando confían en su capacidad de aprendizaje y esos conocimientos los emplean para mejorar sus condiciones de vida y la posibilidad de decidir cómo continuar su proyecto de vida, bien facilitando la recuperación de otras mujeres con problemas de salud mental, o bien accediendo al mundo laboral con una formación específica.
¿Qué ha mejorado gracias a la Buena Práctica?
Ha mejorado sin duda la calidad de vida de las mujeres con problemas de salud mental de nuestra localidad, y de algunos pueblos cercanos. Por calidad de vida entendemos su autopercepción, su autoestima, su gestión emocional, la confianza y seguridad en ellas mismas, su asertividad, tanto en el ámbito familiar como social, su sintomatología negativa y, por supuesto, su esperanza de vida y por la vida. Ha mejorado el prestigio de la entidad en cuanto a su utilidad y modificación de las circunstancias vitales de las personas con problemas de salud mental y su entorno familiar. Ha supuesto incluir entre los servicios que oferta la comunidad, nuestra profesionalidad y la de las mujeres con problemas de salud mental que conforman el proyecto en los servicios de lavandería, ampliando así las redes y asegurando la continuidad de nuestra labor.
Ha disminuido la estigmatización de las mujeres con problemas de salud mental en la comunidad, demostrando que cuando se habla de estigma se habla de falta de recursos para hacer frente a las dificultades, y de la interpretación social de estas dificultades, sacadas de contexto y argumentadas con los prejuicios y la desinformación. Ha mejorado la visión de las administraciones en relación a que, dentro de las dificultades y discriminación que tienen las personas con problemas de salud mental,junto con otros factores, como el hecho de ser mujeres y el hecho de vivir en un entorno rural, estas se encuentran en una situación de desventaja mucho mayor. Este cambio de perspectiva ha logrado dotar a las mujeres con problemas de salud mental del entorno rural de intervenciones propias y especificas para ellas, y por tanto, facilitar su recuperación y su inclusión en la comunidad, con programas diseñados específicamente para sus realidades. Mejorar el mundo de una persona es mejorar un poco el mundo, y podemos afirmar que con este proyecto hemos mejorado muchos trocitos de este mundo, y hemos sembrado en cada una de estas mujeres la confianza e ilusión para que ayuden a otras mujeres a mejorar. Los factores de protección del entorno rural están por explotar, y con este proyecto hemos rentabilizado estos factores de protección de forma exponencial, porque consideramos ha sido un beneficio mutuo de la comunidad y de nuestra entidad.
¿Cómo se podría replicar en otras entidades?
En primer lugar, apostar por el potencial con el que cuenta el entorno rural para la recuperación de las personas con problemas de salud mental. Poner en la agenda de objetivos rescatar a las mujeres con problemas de salud mental del entorno rural, y con esta actitud, la búsqueda de recursos será cuestión de tiempo, pero el resultado final merece la pena. Merece la pena, como hemos expuesto anteriormente, para ellas, para las entidades, para la sociedad y para las administraciones que viendo los resultados se alegran de haber confiado en poner el foco de atención en la mujer, el foco de atención en el sentido más amplio del concepto. Y por supuesto, desde SEMILLAS DE FUTURO SALUD MENTAL MONTORO, encantadas de compartir esta Buena Práctica, y que pueda implantarse en el máximo número de entorno rurales.