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III Premios Buenas Prácticas

SALUD MENTAL ESPAÑA

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E-REHABILITACIÓN EN SALUD MENTAL EN LA PANDEMIA POR CORONAVIRUS

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Adaptación de los recursos, productos y servicios de la entidad en 2020

¿Qué se quería conseguir con el desarrollo de esta Buena Práctica?

No menos importancia tuvo las actividades grupales para el alivio de la soledad, el mantenimiento de redes sociales y el sentido de pertenencia a un grupo de referencia, tanto en los casos que vivían en soledad, como en aquellos cuya convivencia con terceras podía verse trastocada por el uso de espacios comunes o la intensidad de las relaciones.

¿Qué se ha hecho para conseguirlo?

La frecuencia del contacto dependía de las necesidades expresadas o la percepción de cada profesional.

En relación con el programa de rehabilitación, se organizó una planificación con actividades dirigidas a estructurar el tiempo y la ocupación sana de ese tiempo, evitar el aislamiento y crear espacios comunes para compartir experiencias.

También han colaborado entidades sin ánimo de lucro en la impartición de talleres y hemos contado con personas voluntarias en actividades de lectura de noticias “de contenido positivo”.  Las personas que no tenían medios para conectarse online por falta de dispositivos, o preferían no hacerlo, realizaban agendas de tareas que compartían con las personas profesionales en los seguimientos individuales.

Además, se estrechó el contacto con familiares para tener una opinión externa sobre el estado y el funcionamiento de las personas usuarias, y dar indicaciones sobre el manejo de algunas situaciones (evitar la inactividad y la sobreexposición a información sobre la pandemia, mantener horarios de comidas, higiene y sueño, mantener la pauta de tratamiento y los seguimientos con psiquiatría…).

¿Qué se ha conseguido?

Por un lado, ninguna de las personas participantes ha sufrido descompensaciones que hayan requerido atención sanitaria ni hospitalización, manteniéndose estables. Además, el reporte que hemos recibido por su parte y la de sus familiares, ha sido positivo, valorando el hecho de haber podido mantener la actividad diaria y el contacto con compañeros, compañeras y profesionales, y la tranquilidad de saber que existía atención y apoyo.

Por otro lado, queremos destacar su buena respuesta a la nueva propuesta y el esfuerzo que a muchas de estas personas les ha supuesto.

¿Qué ha mejorado gracias a la Buena Práctica?

En una situación como la provocada por la COVID-19, ha sido una tabla de salvación para algunas personas.

Consideramos que los programas de rehabilitación online como el nuestro son un instrumento útil, a potenciar, para llegar a más personas, y ofrecer apoyo y tratamiento cuando no es posible realizar el desplazamiento a las instalaciones por motivos relacionados con el COVID-19 u otros.

Esto posibilita a personas que por diferentes razones no asisten en presencial (problemas de salud física, estar al cuidado de mayores, residir fuera de la ciudad, limitaciones por aforos, temporal como el reciente Filomena…) el poder mantener el vínculo con el centro y seguir trabajando en su plan personal de recuperación.

¿Cómo se podría replicar en otras entidades?

Se habilitó una línea de WhatsApp para hacer más ágil y rápida la comunicación con quien participaba, ya que pudimos constatar que no todas las personas usuarias estaban habituadas al uso del ordenador, pero sí todas estaban familiarizadas con el uso del móvil.  Semanalmente recibían al correo o a través de WhatsApp el plan de actividades para esa semana con la indicación de contactar telefónicamente con las personas profesionales del Centro si encontraban dificultades para acceder.

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