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OCIO VIRTUAL

¿Qué se quería conseguir con el desarrollo de esta Buena Práctica?

Seguir atendiendo a las personas asistentes al programa de ocio, evitando procesos de inactividad y contribuyendo así a mantener sus rutinas, permanecer activas y trabajar en su recuperación y su rehabilitación psicosocial.

¿Qué se ha hecho para conseguirlo?

A las personas que carecían de posibilidad de conectarse a la red, se les hacían llegar los ejercicios al correo o WhatsApp de algún miembro de la familia y el apoyo y seguimiento se le hacía de forma telefónica; evitando así incrementar la brecha digital.

De esta forma, pudieron llevarse a cabo todos los talleres del programa de ocio (atención y memoria, lectura comprensiva, taller de cocina, dibujo y pintura…), dándole una especial importancia a la educación física, que era guiada por una persona voluntaria, para procurar que mantuvieran una actividad física adecuada, previniendo el sedentarismo.

¿Qué se ha conseguido?

Prevenir la inactividad física y mental, manteniendo a las personas activas y previniendo procesos de deterioros y de crisis debidas a la situación de confinamiento.

¿Qué ha mejorado gracias a la Buena Práctica?

La forma en que llegamos a nuestras personas usuarias y poder darles atención por otros medios, sacándoles toda la potencialidad a los recursos digitales con los que contamos.

¿Cómo se podría replicar en otras entidades?

Adaptando los contenidos del programa de ocio a los entornos virtuales y hacer su difusión, haciendo uso de los medios disponibles para sacarles todo el partido posible: Zoom, WhatsApp, teléfono, mail… Hay que tener en cuenta a las personas que no tengan posibilidad de conectarse a la red, y ofrecerles atención por otros medios, con el fin de no aumentar la brecha digital.