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SUPERVIVIENTES DEL SUICIDIO

¿Qué se quería conseguir con el desarrollo de esta Buena Práctica?

A raíz del aumento de suicidios y tentativas suicidas durante la pandemia por Covid-19, se decide crear un espacio en el cual diversas personas que han sobrevivido al suicidio de una persona con la que tenían un vínculo afectivo se reúnan para intentar superar o mejorar su situación, explorando sus propios recursos personales, los de otros participantes, o aquellos que los técnicos de la entidad podemos ofrecer, bien sean propios o de la comunidad.

Además, también se pretende:

• Potenciar el apoyo de pares para el afrontamiento del duelo por suicidio, reducir los sentimientos de culpabilidad a través del conocimiento de la problemática del suicidio como una circunstancia social y no como algo que implica únicamente a la familia del fallecido.
• Realizar un proyecto de vida nuevo, donde sus expectativas se adapten a la nueva situación.
• Favorecer la relación con otras personas que tienen el mismo problema, trabajando el estigma de los problemas de salud mental.
• Ofrecer un espacio de diálogo y confianza, donde se pueda hablar de la problemática, fomentar el respeto por los tiempos y procesos de cada persona.

¿Qué se ha hecho para conseguirlo?

Con la creación del Grupo de Ayuda Mutua de Supervivientes del Suicidio (GAM) se han realizado:

• Entrevistas individualizadas: presentando el programa a los interesados y conociendo las circunstancias de la persona/s, así como el proceso de duelo en el que se encuentran en ese momento. Asimismo, podrán realizarse a lo largo de todo el proceso del grupo siempre que sea necesario trabajar de forma individualizada.
• Encuentros de tertulia: Momentos dedicados a la simple charla y vinculación entre los miembros, aprovechando el espacio de confianza y calidez que se forma, pudiendo hablar sin perjuicios de cómo van asimilando todo lo que se trabaja a lo largo de los meses.
• Mitos y realidades sobre el suicidio, ampliación general del conocimiento sobre la problemática suicida.
• Comprensión emocional del proceso de duelo por suicidio: trabajando la rabia, la culpa y la vergüenza que suelen aparecer en estos procesos de duelo complejos.
• Asunción de roles: Explicación de cuáles son nuestros roles en la sociedad, cómo se han visto afectados tras la pérdida y cómo retomar la vida para reconstruirlos.
• Conocimiento de las diferentes fases del duelo y peculiaridades del duelo por suicidio. Situación personal en cada una de las fases y explicación de los pasos para ir avanzando a través de ellas.
• Diferenciación entre duelo normal y duelo patológico.

Aprender a despedirse y a retomar la vida. Realización de un nuevo proyecto de vida reajustado a las circunstancias actuales.

¿Qué se ha conseguido?

A través de la evaluación se han mejorado diferentes áreas personales:

• El incremento de habilidades: en un 80 % de los participantes en el Programa.
• Los efectos positivos sobre la persona: Mejora en un 85% de los participantes en el Programa
• Mejoras en la calidad de vida: Mejora en un 90% de los casos.
• El grado de satisfacción: Muy bueno en el 40% de los casos, bueno en el 55% y normal en el 5%.
• La participación social: Aumenta en el 85 % de los casos.
• El grado de motivación: Aumenta en el 80 % de los casos.
• El aumento de la autonomía: Aumenta en el 80 % de los casos.
• El comportamiento individual y grupal: Mejora individualmente en el 75% de los casos y grupal en el 85%.

La utilización de los recursos comunitarios: Aumenta en el 85 % de los casos.

¿Qué ha mejorado gracias a la Buena Práctica?

Se ha conseguido crear un lugar al que estas personas pueden acudir, ya que las personas que han perdido a alguien que se ha suicidado ya no tienen cabida en los servicios públicos de salud mental, o en escuelas de familias psicoeducativas ya que ya no tienen un familiar al que atender.

Por ello, la mejora más importante es la de conseguir llegar a una población que parece “la gran olvidada” en el complejo problema de la conducta suicida en España. Se consigue ampliar el foco de atención y el número de personas que se benefician del trabajo de nuestro movimiento asociativo.

¿Cómo se podría replicar en otras entidades?

Es algo fácilmente replicable, ya que se toma el formato de otros grupos de apoyo, pero se acota el terreno al tema del suicidio.

Por desgracia, todas las entidades que trabajan con la salud mental se ven abocadas a tener que intervenir en la conducta suicida de una forma o de otra, así que la creación de cualquier tipo de espacio de este tipo genera diálogo sobre un tema que ha sido tabú durante mucho tiempo.

Se necesita tan solo un profesional con formación en conducta suicida y con ganas de conectar y crear un espacio (físico o virtual) que dé respuesta a esta problemática.