V Premios Buenas Prácticas
SALUD MENTAL ESPAÑA
TALLER DE EDUCACIÓN EMOCIONAL PARA ADOLESCENTES
¿Qué se quería conseguir con el desarrollo de esta Buena Práctica?
El ‘Taller de Educación Emocional para adolescentes’ surge de la necesidad que nos transmiten desde algunos centros educativos de llevar a cabo una intervención de prevención y promoción de la salud mental en el alumnado. El taller está dirigido a jóvenes entre 13 y 18 años. La demanda venía de parte del departamento de orientación de institutos de la localidad, debido al aumento de casos de ansiedad y falta de control emocional a la vuelta a las aulas tras el confinamiento por la pandemia del COVID-19. La preocupación de los profesores y las profesoras partía de sus escasos recursos ante el malestar de su alumnado, teniendo que recurrir en algunos casos al servicio de emergencias sanitarias. Ante esta demanda, el equipo del Programa Achego de Asociación Avelaíña nos planteamos crear un taller de educación emocional, que poder llevar a las aulas de la ESO y FP básica.
El principal objetivo del ‘Taller de Educación Emocional para adolescentes’ es educar para promover la inteligencia emocional. Para cumplir con este objetivo se llevaron a cabo actividades de psicoeducación adaptadas a su edad. Además del objetivo general, se pretendía trabajar en la prevención de trastornos emocionales (ansiedad, estrés, depresión, etc.); empatía y resolución de conflictos; y la tolerancia a la frustración.
A través de actividades estructuradas y con una metodología clara, se pretenden mejorar las habilidades emocionales. Para ello se entrena en el reconocimiento de las propias emociones y las de las demás personas, así como técnicas o herramientas para su manejo.
En Asociación Avelaíña creemos especialmente en la prevención de la salud mental, iniciando el proceso lo antes posible, para ahorrar en sufrimiento futuro. Creemos que una educación de calidad debe formar tanto en habilidades académicas, como en habilidades intra e interpersonales. El éxito personal está influenciado tanto por un buen rendimiento intelectual, como social y emocional, para afrontar los desafíos de la vida cotidiana.
¿Qué se ha hecho para conseguirlo?
Para el desarrollo de este taller, con la intención de que el alumnado participara activamente, creamos una serie de actividades, divididas en bloques con objetivos diferentes, pero interconectados. Cada bloque y actividad complementaba a la anterior, generando un aprendizaje continuo y evolutivo.
El programa constaba de 6 sesiones de 50 minutos de duración, que se agrupaban en un total de 3 bloques:
Bloque 1. Las distintas actividades pretenden explicar de manera dinámica la función de las emociones, cuáles son las emociones universales o básicas y sus distintas intensidades y expresiones. Este bloque está formado por dos sesiones:
- Sesión 1: ¿Qué son las emociones?
En esta sesión se presenta el taller, fomentando la participación grupal. Se llevan a cabo dos dinámicas, la primera trata de reflexionar sobre la propia identidad, aquello que genera bienestar en una/o misma/o y en las demás personas. La segunda dinámica es una historia real que fomenta un debate sobre la función de las emociones.
- Sesión 2: Abanico de emociones.
Esta sesión se enfoca en conocer las emociones básicas y su expresión, así como las diferentes formas de denominarlas según su intensidad. En las dinámicas se trabaja de forma lúdica a partir de la expresión corporal y la mímica, y fomentando la imaginación y creatividad.
Bloque 2. En esta parte del taller se busca enriquecer el lenguaje sobre las emociones y promover la conciencia emocional.
- Sesión 3: El party de las emociones.
Esta sesión está compuesta por diferentes juegos para aumentar nuestro vocabulario emocional. Al crear grupos de trabajo se fomenta la cohesión grupal y la deportividad.
- Sesión 4. Conociéndome.
Esta sesión consta de dos dinámicas enfocadas a identificar qué situaciones nos llevan a sentir determinadas emociones, cómo las percibimos físicamente y cómo las expresamos.
Bloque 3. Esta última parte se centra en valorar la importancia de las emociones y cómo se relacionan con nuestra forma de pensar o de valorar una determinada situación. Finalmente, se trabaja la empatía y comprensión de las otras personas.
- Sesión 5. ¿Para qué sirven las emociones?
Esta sesión consta de una dinámica en la que trabajamos el valor de las emociones desagradables al igual que las agradables, mediante un relato participativo. En la siguiente dinámica se trabaja en grupo, cómo una misma situación puede ser procesada de diferentes formas, generando así diferentes emociones.
- Sesión 6. Las emociones de los demás.
El foco de esta sesión es buscar la empatía y el respeto por los y las demás. Para ello, se llevan a cabo dinámicas de role-playing, en las que representar diferentes situaciones por medio de la improvisación y cambiando de roles para ser capaz de ponerse en la piel de los diferentes personajes.
Para el desarrollo del taller nos inspiramos en nuestra experiencia profesional, así como en dos programas reconocidos en el ámbito psicoeducacional que se centran en el aprendizaje de habilidades emocionales desde un enfoque práctico. Estos son el programa INTEMO (Ruiz Aranda, y otros, 2021) y el programa PREDEMA (Montoya Castilla, Postigo Zegarra, y González Barrón, 2016).
¿Qué se ha conseguido?
A través del ‘Taller de Educación Emocional para adolescentes’ y sus diferentes actividades, se acercó a las aulas información sobre salud mental y sobre la función de las emociones. Gracias a las dinámicas educativas y lúdicas, se fomentó en gran medida la participación del alumnado. Al involucrarse en este tipo de actividades se genera un aprendizaje más profundo y duradero. A lo largo de todas las actividades hubo en los grupos un ambiente de respeto mutuo, facilitando la participación y expresión de todas las personas.
Se transmitió en todo momento, tanto a través de las exposiciones más teóricas, como en las dinámicas participativas, un lenguaje inclusivo que fomentaba la igualdad. También se dio espacio y se escucharon a aquellas personas que se identificaban con género no binario.
En este clima de respeto mutuo e interés por parte del alumnado, se generó un buen espacio para el debate y la reflexión. El alumnado pudo expresar sus opiniones y ser escuchado, así como plantear preguntas y obtener respuestas. Las dudas que tienen las personas en la adolescencia en el ámbito emocional no suelen ser respondidas desde el ámbito educativo formal, lo que les pone en desventaja. El taller sirvió, mediante el juego, para ampliar el conocimiento sobre las emociones, su funcionalidad y la relevancia que tienen en nuestro día a día y en nuestro futuro.
Algo que nos parece muy positivo de llevar a cabo este tipo de talleres es que el profesorado se implica en la educación emocional de las y los adolescentes, dándole la importancia que tiene a este tipo de educación.
Los resultados de la evaluación pre y postest, nos muestran que hubo de media mejoría en la mayoría de las áreas evaluadas (Percepción intra e interpersonal; Facilitación; Comprensión emocional intra e interpersonal; Regulación emocional intra e interpersonal). En el área que menos mejoría hubo de media fue la de comprensión emocional interpersonal. Una posible explicación es que tras reflexionar se han dado cuenta de que es un área que controlan menos de lo que creían, por lo que puede ser un punto especialmente importante que seguir trabajando con el alumnado.
¿Qué ha mejorado gracias a la Buena Práctica?
Gracias a la puesta en marcha de este taller, hemos conseguido crear una colaboración estrecha entre entidades de salud mental y centros educativos, lo que repercute positivamente en la gente joven. El taller ha ayudado al alumnado a aprender nuevos conceptos, reflexionar y entender mejor cómo funcionamos las personas en el plano emocional. Pero también ha abierto una conversación sobre salud mental y un canal por el que pedir ayuda si algún día la necesitan.
En las evaluaciones que les pasamos antes y después del taller, se observa una mejoría en las respuestas en casi todas las áreas (en la mayoría de los casos). También en la parte final del taller, cuando pedimos que expliquen qué han aprendido y qué es lo que más les ha gustado, en general contestaban que habían aprendido y asimilado conceptos que antes no conocían o interpretaban mal. También nos decían que les gustaría continuar con talleres de este tipo, es decir, se despertó una gran curiosidad en todas ellas y ellos.
También ha mejorado la imagen que el alumnado tenía de las personas con problemas de salud mental, aún a día de hoy tan estigmatizados. Este es otro de los motivos por lo que talleres como estos son tan importantes, porque es necesario conocer sobre un tema para no crearse prejuicios sobre este.
Si nos referimos a las evaluaciones realizadas, las que más han mejorado han sido las áreas de facilitación emocional y de regulación emocional, en las que en todos los cursos la media del alumnado obtuvo mejores puntuaciones en el postest. Esto puede ser debido a que en los talleres se facilitó información con la que pudieron aprender a detectar sus estados emocionales y, al ser más conscientes, también a regularlos mejor.
En general, creemos que el alumnado ha mejorado sus conocimientos sobre habilidades emocionales. Tanto en la evaluación cuantitativa como la cualitativa (observación, discusiones finales, debates, etc.) observamos una evolución y un aprendizaje. Sin embargo, es una materia que debe trabajarse más allá de un taller puntual para que el alumnado pueda integrar realmente este tipo de conocimientos y usarlos más adelante. Teniendo en cuenta la corta duración y el limitado tiempo que teníamos para el taller, consideramos que ha tenido un impacto lo suficientemente positivo como para repetirlo en otros cursos.
¿Cómo se podría replicar en otras entidades?
Al ser un programa estructurado y detalladamente explicado, que se complementa con un cuaderno para el alumnado, puede ser fácilmente replicable en otro escenario. Mediante el manual y una breve formación, se puede desarrollar el taller en cualquier otro centro educativo.